*/ Helados ...

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Vivo, aunque haya quien no lo crea, en una ciudad tranquila, demasiado tranquila y burguesa... tan tranquila como una dama burguesa.
Tanto lo es, que la mayor decisión que ha de tomar la gente en verano es el sabor del helado que va a tomar antes de los fuegos artificiales.
Ahí mismo, en la cola de las heladerías observo a la gente tomando la decisión más importante del día... y salen con un helado en la mano y una crisis existencial en el pecho al ver que el futuro, algunas veces, depende exclusivamente de ellos. Es muy difícil enfrentarte a decisiones tan duras en una noche de agosto.
Siempre está el listo... el que siempre, siempre, lo pide de nata... y parece muy duro y muy seguro... pero, de verdad, lo conozco un poco y es un verdadero mamón...

 

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