*/ Sopa de letras ...
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Sopa de letras
un cuento corto de
Lidia Martínez
Ella le mira. Él la mira. Los dos se miran y no se dicen nada. Cuando la película está a punto de acabar, ella le pregunta qué le apetece cenar. Pasan unos segundos, quizá demasiados para una pregunta tan fácil, y cuando ella cree que no va a obtener respuesta alguna, la voz de él, que se alza sobre la tenue música del final y de los títulos de crédito, le responde que sopa.
Él cambia de canal. Ella se levanta, va hacia la cocina y pone al fuego una gran olla verde oscuro. Mientras espera que el caldo amarillo rompa a hervir, enciende la radio que tiene fija en la mesa de la cocina y las palabras de uno, de muchos, de todos acaban inundando el blanco espacio de la cocina. A los pocos minutos, del líquido amarillo comienzan a brotar pequeñas burbujas. Ya está hirviendo. Ella, en silencio, abandona las palabras de la radio, abre uno de los armarios blancos y coge un bote repleto de diminutas letras secas. Esparce un gran montón sobre el frío mármol de la encimera y rápidamente, con una enorme destreza, las separa por grupos y comienzan a nacer sustantivos, verbos, conjunciones, preposiciones, números, adjetivos, nombres propios. Cuando tiene delante todas las palabras que le hacen falta, las va agrupando por orden, una detrás de otra, hasta que logra hacer una bonita y larga frase que en realidad no es suya, sino que la leyó por la mañana en un libro de poesía. Sabe que a él, si ella tuviera el valor necesario para pronunciarlas en voz alta y él le prestase algo de atención, le conmoverían este par de hermosos versos. Pero la vida no es perfecta y ella se conforma con echar esas letras en la gran olla verde oscuro y esperar que pasen unos minutos.
Con ojos soñadores y el corazón alegre, vuelve a las conversaciones de la radio y sonríe ante la cantidad de palabras que algunas personas son capaces de pronunciar en sólo unos instantes. Apaga el fuego y, con una destreza envidiable, consigue que todas las letras de la olla caigan sobre el mismo plato. Lleva la cena a la mesa. El televisor, siempre encendido, continúa escupiendo palabras peligrosas, amenazantes, repletas de malos presagios. Él, que no aparta la vista de las noticias, se levanta del sofá y se sienta a la mesa. Remueve con la cuchara la ingente cantidad de letras, la mira de reojo y, en silencio, se pregunta por qué demonios no podrá poner nunca la sopa con fideos.
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5 comentarios
Portorosa -
Un saludo.
nisu.- -
Tal vez si cada uno respeta su parcela (lo primero respeto a si mismo), y la del otro (lo segundo respeto al otro) y tienen una buena parcela común en la que conviven y se entienden, es fácil que sean felices... en resumen, lo importante es el respeto a un mismo, al otro y la predisposición a aprender lenguajes nuevos... o al menos hacer esfuerzos por hacerse entender, aunque sea por y con... gestos.
Hasta luego.-
nisu.- -
Por último... digo yo, que los mensajes de un cuento, poema, o mirada... no es hacer malabarismos imaginativos para dibujar un mundo "rosa"... a veces es bueno reflejar la realidad... la puta-dura realidad... igual es suficiente que nos haga pensar un poco sobre ella y levantar escamas... es suficiente... y si lo que entendemos, vemos, describe o hace intuir, una realidad que nos jode por REAL-SINCERO-CRUDO-DENIGRANTE... algo ha conseguido... que veamos que la situación de mucha/os no es tan perfecta-maravillosa como reivindicamos con proclamas liberadoras.
¿Que pasa... qué por describir un hecho que no nos gusta éste deja de existir en la vida de mucha gente? ¿O el silencio ayuda? ¿O ocultar una realidad no es complicidad? ¿O porque olvidemos que hay gente que vive así su situación mejora? ¿O porque la conducta de esa mujer me parezca mal... su situación va a mejorar? ¿O...? ¿O...?
De verdad la literatura es muy jodida para el que escribe si se narra algo en primera persona todo dios te pregunta si de verdad te pasó eso a ti si describes un hecho en toda su crudeza te dicen que eso es injusto y te hacen sentir culpable por crear esa situación tan injusta y el narrador se convierte en causante-culpable de lo narrado y no es así
Igual tenemos mucha suerte en nuestra vida... y nos parece mentira que ocurran cosas que no nos gustan
Salud que no falte.-
nisu.- -
Se puede ver así... sin duda.
Desde luego, no lo dudo, en vez de pertenecer a un antología de cuentos "poéticomachistas" yo lo encuadraría en como un cuento "realista"... "crudorealista", ya que aunque pretendamos un "mundo más justo, solidario, igualitario"... y creamos que avanzamos mucho... avanzan más nuestros deseos que la mismísima realidad... y esta puede ser la realidad, diaria/cotidiana/sumisa/incomunicada... de muchas mujeres de HOY EN DIA... y es que no por creernos muy libres... vivimos muy bien todos... no porque la actitud de esas mujeres te parezcan negativa las vas a cambiar
De todos modos yo no veo lo que tú... no pretende, en mi equivocada opinión, con la sopa de letras "endulzar la vida de las esclavas y conmover a su amo", sino hacer una metáfora perfecta de la INCOMUNICACION.... creo que todo el cuento habla de incomunicación... y sopa de letras es una forma de "hacerle tragar un mensaje" (¡Que se lo coma!)... que con palabras no entendería... o el "macho insensible" ni se predispone a entender, ni lo intenta pero igual el mensaje de las letras se le indigesta porque está harto de letras y prefiere fideos
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Rossetti -
Si los hermosos versos sirven para endulzar la vida de las esclavas y conmover a su amo, muerte a la poesía.