*/ Escombros ...
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Me interesa todo lo que pueda devolvernos la percepción de nuestra propia vida y de nuestra propia potencia. Y me interesa —por decirlo con las palabras del inolvidable antipsiquiatra David Cooper— todo aquello que amorosamente ponga una bomba en el corazón de la muerte.
Ángel Zapata
Belvedere
un cuento corto de
Ángel Zapata
Nadine y yo somos un matrimonio como cualquiera, en un bonito dúplex con jardín. No muy lejos de aquí pasan los años y se suceden las demoliciones. Pero Nadine y yo somos felices. Nuestros hijos han crecido rápido. Uno, el mayor, estudia en Boston. El mediano se fue a las misiones (a estornudar, nos dijo; no supimos por qué). Y el pequeño, que no mostró afición por los estudios, sigue aún con nosotros; y se entretiene haciendo el cocodrilo, los fines de semana, en el foso que rodea el jardín.
- ¿En qué piensas? - me pregunta Nadine algunas veces.
- En ti - le miento; para no preocuparla sin motivo.
De perfil, nuestros hijos no se distinguen de un serrucho. De frente son idénticos a esa efigie ladina de George Washington que aparece en los dólares. Una vez, en un viaje que hicimos a Rótterdam, me quedé sin florines y pagué al conductor de un autobús con mi hijo mediano:
- Tenemos instrucciones de no aceptar serruchos - me dijo él.
Entonces nos apeamos sin protestar.
Y pasamos todo el día perdidos.
Esto es el tiempo, el autobús se va, quedan los hijos, los hijos, esas vigas caídas, los hijos, los puentes levadizos y los puentes volados, Nadine y yo, este montón de escombros dondequiera que mire.
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3 comentarios
v -
"No puede ser que estemos aquí para no poder ser."
Un grito de impotencia desgarrador.
La podemos añadir a los escombros y al grano de arena en el corazón.
¡Menuda recopilación de mazazos!
¡Para echarse a temblar!
¡Pienso y me imagino que estas cosas son como las vacunas!
Gracias.
Muchas.
Carla -
Es un cuento tristísimo.
Y posiblemente sea tan triste porque es real.
¡Tan real como la ruina misma!
Hay mucho escombro a nuestro alrededor.
Pero lo malo es que, sin darnos cuenta, el polvo de ese escombro se va colando poco a poco en nuestro corazón.
Y si no haces algo al final estás llena de escombro.
También es bastante peligroso ese escombro imperceptible. Ese escombro del que no eres muy consciente, la rutina está llena de escombro, pero que para cuando te das cuenta te ha llenado de tristeza.
¡Lo que se diría hecha polvo!
¡Es muy duro ver escombros a tu alrededor! ¡Una ruina!
Pero siempre está la solución de pegar una buena sacudida.
Y mandarlo todo a la escombrera.
¡Para algo se han hecho los containers!
Me recuerda un poco lo del "grano de arena" en el corazón del que habla John Cheever y está colocado más abajo.
¡¡¡¡¡¡ Hay mucha premeditación en lo que va apareciendo día á día por aquí !!!!!!!
¡ Más que puntos ................
es una línea -------------- !
De esa de los recortables.
Un cálido saludo.
mía -
hoy,has estado,para mi,
Estremecedor!
Cualquiera responde a Zapata...
Pero sabes lo que pienso!
Besos