EL MIHRAB DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

En el techo hay una venera de yeso y en el muro de entrada puede admirarse un magnífico mosaico regalado por el emperador de Constantinopla, Nicéforo Focas a Alhakem II, el regalo del emperador de Oriente al emperador de Occidente.
Este mosaico realizado con polvo de vidrio, con tonalidades doradas y azules, reproduce un mundo vegetal en el que aparecen cenefas con versículos del Corán, algo que sólo puede verse también en el templo de Santa Sofía en Istambul.
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