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................. puntos de inflexión ...

*/ El viaje ( 7 ) ...

<strong><font size=4>*/ El viaje ( 7 ) ...</strong></font>

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...Tomado de un foro y firmado por un tal César...


 



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Comenzaré diciendo que la experiencia ha sido maravillosa y que me siento feliz. Yo, que soy muy dado a los símiles, diría que el Camino es una especie de mundo paralelo al real: una especie de burbuja dentro de la corriente de la vida. Imagina un mundo en el que se viva la vida intensamente, en el que solo se viva el momento presente, un mundo en el que cada uno saque lo mejor de si mismo, en el que las personas importen, un mundo en que la tolerancia y el respeto estén siempre presenten, en el que la gente se salude y se interese sinceramente por los demás, un mundo sin prisas, sin estrés, sin coches, sin reloj, en el que sea posible contemplar un amanecer o ver llover sentado en un portal mientras charlas tranquilamente sobre tu niñez; un mundo sin apariencias en el que todo lo que necesitas para vivir lo llevas a tus espaldas, en una mochila; un mundo en el que el tiempo se comprime y todo te pasa muy deprisa, muy condensado; en el que las sensaciones y los sentimientos están a flor de piel... imagina un mundo así…

Pero empezaré por el principio:

Después de un día de viaje acompañado por Esther y Berta, visitando Pamplona y Roncesvalles, me dejaron allí y me quedé solo, con mi mochila y lleno de incertidumbres. Traspasé la puerta del albergue emocionado. Mis sensaciones eran de emoción, de perplejidad, de nerviosismo, de curiosidad… Noté que la adrenalina me corría por el cuerpo y me sentí muy vivo. Lo curioseo todo, observo fascinado a la gente (de sitios tan distintos, la mayoría extranjeros; tan diferentes todos y a la vez tan semejantes). No me atrevo a hablar con nadie. Me asaltan las dudas de si he hecho bien viniendo, de si seré capaz de superar todo aquello, si lograré conectar con alguien… El ambiente es muy silencioso en aquel edificio románico lleno de literas. Creo que aquel primer día todos estamos un poco nerviosos y llenos de temores: unos ordenan cosas, otros dormitan, hablan en pequeños grupos… A mi lado esta un chico extranjero; nos sonreímos pero no hablamos. Debajo hay un señor mayor muy estrafalario: con barbas y una iguana en su hombro. Me doy una ducha y me quedo en una sala: me sorprende pues está llena de objetos que otros peregrinos han dejado allí. En la pared un cartel que reza: “Deja aquí lo que ya no necesites; Toma lo que necesites”. Hay un libro en el que los peregrinos ponen sus impresiones: leo algunos escritos emocionados y escribo la mía. La gente pasa a mi lado y me sonríe. Pero yo sigo obstinadamente callado y solo, bloqueado. Sin embargo, la aventura ha comenzado. Ambiente de albergue: un montón de gente desconocida que pulula por aquel edificio magnifico; silencio y emoción. Me tumbo en la cama y desde ella, asisto divertido al intento de dialogo de un señor español con una chica extranjera: dicen palabras que repiten entre risas y gestos exagerados a la vez que consultan un pequeño diccionario. Me da cierta envidia. Leo la guía y preparo la etapa del próximo día: Desde Roncesvalles a Larrasoaña, 27 km. de montaña. Decido leer un poco e intentar dormir. No lo consigo; escucho todas las horas de un reloj lejano. Ronquidos, murmullos… madre mía. Estoy deseando que lleguen las 6 para ponerme a caminar.

(Continuará).

Un beso: César.

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