foto tomada de "interiormente"
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Nota en el desayuno ...
Mientras duermes escribo… “Tengo el calor de tu piel en mi mano, tengo el sabor de tu piel en mis labios”… y lo escribo mientras duermes para que cuando despiertes todo te siga pareciendo un sueño.
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... foto nisu ...
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Noche invernal,
queda brillo de luna
sobre las hojas.
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... felicitación recibida ...
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¿Por qué celebramos el paso de los años? ¿Por qué atamos nuestra vida al paso de los años?... Cumpleaños... Año Nuevo... No sería más lógico y consecuente celebrar el paso de los días. El continuo paso de los días. ¡Hay tanto en todos los días! ¡Hay tanto en cualquier momento del día! ¡Hay tanto en un segundo! ¡En una mirada! ¡En un silencio! ...
Hace poco leí que alguien decía que si en estos días, y no en otros, nos deseábamos, tan efusivamente, la felicidad, era porque posiblemente no somos muy felices. Y que si hacíamos de estos días una "explosión de alegría" era porque tal vez en el fondo estamos tristes. Y es que tal vez de lo que se trate es de celebrar aquello de lo que se carece, celebrar lo que deseamos porque nos es ajeno.
Pero insisto: ¡Hay tanto en todos los días!
Voy a poner un ejemplo personal: "Resulta que prescindimos del coche para acercarnos al centro. Y, mira tú por donde, hemos encontrado un momento mágico en el autobús de vuelta a casa. Ya de noche, sobre las ocho y media o nueve, o nueve y media, nos sentamos en el autobús en los asientos de cara al resto de la gente, y miramos a los que nos acompañan. Todos volvemos a casa. Hay silencio, hay conversaciones tranquilas. Todo está relajado. Todo tiene la textura cálida de los buenos sueños. Todo se percibe quieto a pesar de que el autobús se mueva. Como si los problemas se hubiesen quedado fuera del autobús. Todos nos miramos. Todos somos cómplices de todo y de nada. Nos miramos con cortesía. Hay "peleas y discusiones" porque todos quieren ser el que ceda el asiento a la abuela que sube en la parada. La abuela que se sienta enfrente y le coge a Txebes la punta de la bufanda de ganchillo de lanas de colores para ver que puntos lleva.... ¡Qué bonita!... Y todo discurre suave. Cada uno con sus cosas, con su charla. Todos para casa, después de todo el día, para casa, como si estuviésemos ya en casa".
Momentos placenteros en cualquier lado, en cualquier instante. Y esto me recuerda algo que nunca he olvidado. Y es que tras un concierto Leonard Cohen dijo que esta ciudad le había gustado. Que si... que como todo el mundo dice, es muy bonita... pero lo que realmente le había llamado la atención al andar por sus calles es que todavía la gente al cruzarse se mira a los ojos…
¡Hay tanto en las miradas! ¡Hay tanto en un silencio! ¡Hay tanto en todos los días!... y como dice Manolo: "¡Hay tantos hoy en un instante!"
Pero… ¡Cómo vamos a ser capaces de celebrar un día si no somos capaces de celebrar todos los días! ¡Alguien puede pretender celebrar hoy algo que no se pueda celebrar todos los días! Con perdón... me suena en parte a puro falsete. Las fiestas prefabricadas y concertadas no son fiestas, son teatrillos. Y el que sabe estar de fiesta, lo sabe estar todos los días.
De verdad, lo que menos se pretende aquí es convertir esto en un púlpito. Hay que tener cuidado en lo que se dice y como se dice porque puede sonar a prepotencia... pero si lo que queremos es ser felices, puede que tan sólo consista, en algo tan complicado pero tan sencillo, como "en sentirse bien"... "sentirse bien con uno mismo". Autoconciencia placentera. La felicidad hace sentirte bien contigo mismo… y, dándole la vuelta a la frase, hacer lo posible por sentirte bien contigo mismo te acerca a instantes de felicidad.
De la espontaneidad de sentirse bien con uno mismo, cómodo consigo mismo, surgen las ganas de vivir, la alegría, las sonrisas, el humor, el amor, las risas, las buenas vibraciones, los besos, el gusto por lo bello, los juegos, los deseos de entrega, la simpatía y la empatía, las caricias, la amistad, la súbita complicidad, el deseo irrefrenable de compartir sentimientos y emociones, un montón de emociones positivas que se convierten en un “círculo vicioso de felicidad” (una espiral de pescadillas que se muerden la cola) y que hacen que te sientas todavía mejor. Sentirte bien hace sentirte mejor. Todo así te confirma que vas bien… que estás bien, en el buen camino. Y lo sientes, y lo sienten los que están junto a ti… y eso, sí… eso es una fiesta, una verdadera y auténtica fiesta. La fiesta feliz de todos los días.
Y es lo mismo que se dice aquí todos los años... y se trata de mostrar todos los días. Tal vez suene a optimismo utópico… y lo sea… No todo es tan fácil. Pero cuando estás bien contigo mismo, todo, todo, todo, resulta mucho más fácil.
¡Feliz… todos los días! … ¡¡¡ Felices días !!! ...
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Como postal de fin de año y dedicada a todos... voy a colocar el que ha podido ser, con modestia, el mejor mensaje de todo el año que termina. El que mejor gusto ha dejado. El que mejor refleja el espíritu que mueve todo esto… para todos…
"Pintada en Lisboa" ... foto nisu
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El autodesprecio es el comienzo
de la sumisión.
Juan Antonio Marina
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¡Felices días del nuevo año!
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Todo principio lleva implícito un final, y si hace falta decisión para empezar, más difícil es la decisión de acabar. Nunca es fácil tomar una decisión. No es fácil tomar "la decisión". Por eso... en ocasiones es mejor que la tome otro. ¿Cuántas veces nos ocurre que alguien hace lo que estabamos deseando hacer nosotros? ¿Cuántas veces la decisión del otro es el impulso que nos falta? ¿Cuantas veces las decisiones del otro son nuestra mejor decisión?... Cuando no es fácil dar un paso necesitamos un empujón. Y es que... es hora de poner un punto... y final.
Se supone que habría que dar explicaciones... pero posiblemente la falta de motivos que lleva a esta página a desaparecer es la misma falta de motivos que genera su existencia. Cuando no se sabe muy bien por qué se hace algo... no se sabe por qué debe dejar de hacerse. El absurdo de su existencia es el absurdo de su final. ¿Por qué debemos explicar el final de algo si no ha hecho falta explicar el porqué de su por qué?...
Resulta curioso que ante el final de una situación el implicado se vea obligado a dar sus motivos y sus razones, pero nadie le haya preguntado antes el por qué del día a día. ¿Por qué hay preguntas siempre al final... y no al principio... o en el transcurso... o siempre?
La inercia no genera preguntas en los demás... y, sin embargo, cuando decides terminar, todo el mundo te cuestiona, cuando en el fondo sientes que lo único que había que cuestionarse era la inercia en la que vivías. Nadie te cuestiona el inútil y vacío paso de los días, pero en el paso más importante que das por fín... es en el que todos piden una explicación.
Pero este final va a ser más fácil... Ésto carece tanto de importancia que no es importante ni para tomar la decisión de su fín. La decisión la puede y la va a tomar cualquiera que se haya dignado a entrar en esta página tal día como hoy... y tomarlo así como un final "poético", una especie de "acto de amor"... ¿No ayudariaís a terminar al que desea acabar?... cualquiera que haya leido ésto, es digno de poner aquí el, definitivo, punto... y final.
Va a ser sencillo... al pie de este texto hay un enlace (Finalizar), y aquel que pinche sobre el mismo iniciará los pasos para eliminar, total y definitivamente, este blog. También hay un enlace con la palabra "Continuar" que lleva al mismo formulario pero puede "contrarrestar", en alguna medida, su definitiva eliminación... No es complicado... Terminar es más sencillo de lo que se supone... lo único complicado siempre... es tomar la decisión... y la decisión en este caso es tuya... Tú decides... (por si acaso) Adios ... ...
... o ...
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Siempre celebramos lo mismo de la misma manera. Celebramos lo mismo con las mismas cosas, y lo celebramos combinando, en distintos grados, unión, comida y bebida, fuego, calor, luz y sonido-ruido-música... Y todo para celebrar, juntos, siempre lo mismo... la vida.
Celebramos los solsticios, de invierno y de verano. Solsticios que son momentos de tránsito, dos sucesos de cambio, dos vértices del ciclo solar, dos puntos de luz, dos... puntos de inflexión... (con perdón...), dos ritos de unión...
Vivimos, el paso de los días, bajo el ritmo de la luz y la oscuridad. Cada día tiene dos caras. Una de luz que nos da vida, seguridad y confianza, calor y color; y otra de oscuridad que nos hace sentirnos vulnerables, que mágicamente nos detiene, que nos empequeñece y nos induce al recogimiento. Y si diariamente el día y la noche pugnan, a lo largo del año la luz y la oscuridad se banten en duelo. La noche más larga es el día más corto... el día más largo es la noche más corta.
Celebramos los dos solsticios de igual modo: Entorno al fuego. Pero en dos situaciones distintas: En verano, con su luz, el fuego son hogueras en la calle y el ambiente es de tribu que se reune en torno a las llamas. En invierno, en tinieblas, el fuego lo hacemos privado, en el hogar, el tronco y la brasa en el calor de la intimidad. Pero en ambas ocasiones nos situamos junto al fuego, junto a su calor y su luz.
El fuego nos hizo y nos hace más humanos. El fuego, el calor y la luz tiñe todos nuestros ritos. Hasta la imaginación cristiana hizo que el hijo de su dios naciese entre paja donde el fuego nace con más facilidad y las imágenes de sus buenos-hombres tienen un halo de luz. Son seres de luz. Todas las creencias tienen sus iluminados.
Y es que el fuego siempre nos hace sentirnos más humanos... ¿Quién no ha expresado un sentimiento, una emoción, una noche sentado, alrededor de una fogata? ¿Quién no ha contado un secreto a sus amigos alrededor de un fuego? ¿Quién no ha mirado a los ojos de alguien con amor ante una hoguera?... ¿Quién no ha preparado una cena a la luz de las velas? ¿Quién no ha encendido una vela para encender un recuerdo? ¿Quién no ha encendido una vela para llenar una ausencia? ¿quién no ha usado esas velas para encender un sentimiento? ¿Para encender una esperanza? ¿Quién no ha usado velas para encender unos ojos con amor? ¿Quién no las ha encendido para encender el deseo? ¿Quién no ha ardido bajo la luz de sus llamas? ...
Mirar el fuego es mirarte a ti mismo. Ver el reflejo de la luz de las llamas en unos ojos es mirar a los ojos del amor. La luz nos enciende. La luz nos ilumina. Hay luz en la mirada del que ama. Buscamos nuestra luz reflejada en los ojos de los que nos quieren. El que nos ama nos ilumina con su luz. Buscamos la luz y el calor en los ojos que amamos porque la luz del amor es la que más nos alumbra, la que más nos hace brillar...
Hoy vence la luz a la noche... y nos sentimos más humanos...
¿Qué es lo que sentimos si no eso que nos enciende?... ¿Qué es lo que sentimos si no lo que nos hace arder?...
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El pasado no tiene poder sobre mi.
Louise I. Hay
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Lleva conduciendo toda la noche. Lo sabe y lo siente por los calambres que tiene en la pierna con la que su pie pisa el acelerador. Pero quiere seguir, quiere que sea lejos, cuanto más lejos mejor. Busca un lugar donde no la pueda alcanzar. Que quede muy atrás. Un lugar lejano del que le sea imposible regresar. Ha pensado en una gasolinera. Siempre ha oído que es allí donde se abandona a los perros y a los abuelos. Y aunque es una imagen que le entristece, sin embargo, hoy le hace sonreír. “Será como abandonar un perro”, pero en este caso en vez de utilizar el lema “él no lo haría” se le ocurre que el lema es “él ya lo ha hecho”.
Cree que le viene bien pensar estas cosas porque hace que los kilómetros pasen mucho más deprisa. “Voy lejos para dejarlo atrás”. Está tranquila porque se siente tranquila. Sabe que es lo mejor que puede hacer. En casa ha dejado lo mejor, todo lo bueno que ha habido, todo lo que ha aprendido en este tiempo.
Por fin detrás de una curva ve una gasolinera. Sale de la autopista. Se detiene. Quiere hacerlo con calma y dignidad. Abre el maletero; ha llegado el momento. Dentro está todo empaquetado, metido en una caja de cartón. El paquete pesa. Tiene el peso de las cosas grises, el peso exacto de su frustración, el peso de las cosas que una desea olvidar…Una esquina tiene el cartón mojado; sabe que dentro hay muchas lágrimas. Otra esquina está arrugada; sabe que dentro hay mucha pena y dolor. Una parte está hundida; así estuvo, así fue. Hay una esquina chafada, pero ya todo da igual. Mira la caja y piensa que tiene la misma forma que su desilusión. Algo se mueve y se agita dentro, ecos de gritos ahogados. Hay que hacer el último esfuerzo para sacarla… y acabar.
“Pesa… pero así iré más ligera”. Sus ocurrencias hoy le hacen sonreír. Se hace gracia. Todo va mejor. Se acerca a los containers de basura, todos a rebosar, y decide dejarlo junto al de papel. “Igual lo quieren reciclar…” Cada vez se siente más ingeniosa. Más despierta, más viva. Deja la caja en el suelo y presiente patadas en el interior. Como si algo por inercia quisiera salir. Pero, ahí se queda… esa parte de su pasado bien empaquetado. “A ver si alguien que pasa… se lleva mi pasado…” Cada vez se encuentra más gracia. Se empieza de nuevo a gustar. Se siente pletórica haciendo de una vez lo que tenía que haber hecho hace tiempo. Siente la seguridad que da la tranquilidad con una misma.
Regresa al coche despacio y sin mirar atrás. Tal y como había pensado hacerlo. Con exquisita parsimonia. Se abrocha el cinturón y arranca. Sabe que en el coche lleva lo mejor: Todo lo que va en ella con ella. Toda su dignidad está inalterable. Puede prescindir de esa parte de su pasado. Lo bueno y lo mejor siempre permanece.
El viaje de vuelta siempre es más cómodo, más corto, porque sabes a donde vas. Enciende la radio como pasando página. Como un punto de inflexión…Y en la emisora suena la última de Luz… lo que le trae a la mente una frase denoséquien que al salir de casa ha leído en un ñoñoblog… y se propone a si misma decirla en voz alta diez veces a modo de pagana oración: “... el-pa-sa-do-no-tie-ne-po-der-so-bre-mi … el-pa-sa-do-no-tie-ne-po-der-so-bre-mi….” Mientras lo dice gira hacía ella el retrovisor interior y descubre allí una enorme sonrisa que le hace sonreír. Baja la ventanilla para que el aire fresco le acaricie la cara y sabe… que detrás de la siguiente colina ya está amaneciendo...
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Fotografía de
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ERRATA.
Donde dice:
La maté porque era mía.
Debe decir:
La maté porque no era mía.
Max Aub
en "Crímenes Ejemplares"
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Detrás de la ironía del cuento corto de Max Aub se encuentra la causa principal de la violencia machista… el sentimiento de propiedad que el hombre tiene y sostiene sobre la mujer.
Violencia del macho contra la hembra…. ¿Se da eso entre los animales? ¿Nos ha venido dado por la evolución natural de las especies?... Que sepamos por aquí, no. En el mundo violento animal la violencia se ejerce únicamente para sobrevivir... alimentarse, defenderse, proteger a la prole… pero… ¿Hay alguna especie animal en la que los machos ataquen, agredan y maten a las hembras? … ¿No? No sé... y tan sólo viene al caso la Mantis Religiosa (ojo a la palabra religión…) y es, en este caso, la hembra la que devora al macho durante la cópula … ¡Qué mal rollo! …
¿De dónde surge entonces la “Violencia Machista”? ¿Qué se esconde detrás de ese “machismo”? ¿Qué se resume detrás de esa palabra? ¿De donde proviene ese “status”, ese “derecho” y “privilegio” del hombre a ser superior a la mujer? ¿Quién ha otorgado tanto poder al hombre? ¿De donde proviene el poder fálico? ¿Por qué se ha generado ese sentimiento de propiedad del hombre sobre la mujer? ¿Cómo los hombres se han convertido en gestor de la vida de las mujeres? ¿Cómo ha conseguido el hombre controlar la vida, la educación, la sexualidad, el trabajo, los sentimientos de la mujer?... ¿Qué ha convertido al hombre en machista? …
Es difícil saber el origen del poder del macho. Desconocemos como y porque se generaron diversos sentimientos en la especie humana. No sabemos como vivían en las cavernas. Pero sabemos que las primeras “culturas” tenían como divinidad a la mujer y su fecundidad. Había clanes matriarcales. La mujer era sagrada. La mujer era el elemento sagrado que generaba vida. La que sangraba al ritmo de la luna y no moría. Eso tenía que asustar mucho al hombre. El hombre si se hería en la caza, sangraba, se infectaba y moría. La mujer sangraba y era inmortal. La mujer sangraba y generaba vida. Era una auténtica diosa. Todavía hay costumbres en las que detrás de las mismas subyace esta idea de diosa de la vida. Tal vez el hombre incoscientemente no ha perdonado a la mujer que sea ella la que genera vida ...
¿Qué generó un cambio tan radical en el pensamiento de la especie?
Señalemos con el dedo… El pensamiento mágico-religioso. El dictado religioso de control de lo humano por el hombre en el nombre de un dios. Las religiones monoteístas. Toda una serie de mandatos morales que han provocado unas creencias que cuajan en todos los órdenes de la vida y que estructuran el pensamiento y los sentimientos desde la infancia. Con estas creencias de fé supersticiosas se comenzó a realizar un giro radical a esas ideas hacían sagrada a la mujer; y se la comenzó a culpabilizar y estigmatizar en todos los aspectos de su vida. A la mujer se la comenzó culpabilizando, se continuó incriminándola, se siguió controlándola por ser un peligro contra el hombre, y se acabó poseyéndola. Y el que se considera dueño de una vida, se considera dueño de acabar con ella.
A fin de cuentas la historia de la vida, en su génesis, nos la cuentan como que el hombre era feliz y estaba en un paraíso y fue una mujer la que le hizo comer la manzana de la perdición. La que traicionó al hombre y su dios. La pecadora. La peligrosa. La que arruinó la vida del hombre… ¡Mal comienzo! … ¡Mal final! …
Luego, inevitablemente, partiendo de ese principio, la mujer queda estigmatizada. Marcada como la causa de todos los males. Y en el resto de las religiones monoteístas la mujer es la que hace sufrir y pecar al hombre. La que debe servir a su hombre para ganar su salvación. La que debe esconder su pelo para no provocar. La que debe esconder su cara para no ser deseada. La que es vendida como esposa. La que es explotada sexualmente para el placer del hombre. La que es objeto para placer del hombre, negándoselo a ella mediante la ablación del clítoris (asumido y realizado por mujeres). La que debe tener dependencia económica respecto al hombre (sueldos más bajos a igual trabajo). La que es una carga. La que no tiene voz mi opinión. Ella debe ser sumisa, ella debe ser callada. Ella debe cumplir las normas religiosas, debe ella ser la que soporte la impotencia del macho. Se las tapa con un burka y se las hace desaparecer. En lo que ellos llaman "pecado" sexual la mujer es la única culpable. La perversa. El mal. La tentación. Ella es la única adultera y es lapidada. La vida de la mujer no vale mucho, no vale tanto como la de un hombre. Si ella es la culpable de los males es normal que sea castigada. Y si la mujer es una propiedad… se pueden tener muchas, se las puede coleccionar… Si el hombre es propietario se convierte a las mujeres en cosas. Se las “cosifica”… y se les puede y debe dar un trato despectivo. De un objeto se puede prescindir más fácilmente. Un objeto no siente y se le puede herir y golpear. Su sufrimiento no vale nada. Si su vida pertenece a los hombres, su vida y muerte la puede decidir un hombre.
Esto es hablar de un modo global… ¡Qué el mundo está muy mal! … Pero por cada avance en la solidaridad de los géneros que brindamos en el primer mundo, hay muestras de retroceso en diversas culturas-religiosas.
Se me ocurren muchos ejemplos. Muchos en cada sociedad y en cada religión. Todavía recuerdo que hasta hace bien poco las mujeres se sentaban en los bancos de la izquierda de la iglesia, y los hombres en el lado derecho. Y hasta hace bien poco muchas y muchos hemos sufrido, y recordamos, una educación que no era mixta y nos hacía excluyentes.
Así que detrás de la, por ponerle un nombre resumido, Violencia Machista… ¿Cuánto de violencia religiosa hay?... Y promovido por esas ideas mágicas-religiosas de control humano, promovido por este machismo religioso… ¿Cuánta violencia xenófoba?... ¿Cuánta violencia política?... ¿Cuánta violencia en la estructura familiar?... ¿Cuánta violencia económico-social?... ¿Cuánta violencia racial?...
Cuanto más nos liberemos de pensamientos mágicos de poder… más libres seremos… todas y con ellas todos.
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Un ejemplo:
En África una mujer es violada
tres veces a lo largo de su vida.
Otro ejemplo:
La chica de Qatif: culpable de ser violada
y más sobre ella en Amnistia Internacional
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He decidido hacer una prueba. Y para ello he trazado una línea imaginaria dentro de mí… de tal modo que en un lado quedase todo aquello que es deseo realmente necesario, y en el otro, todo lo innecesario que a veces deseo.
Entonces he comprobado que en ocasiones lo realmente necesario traspasa la línea y lo siento como un urgente e innecesario deseo, y los deseos innecesarios se pasan de la raya y se convierten en una incomprensible e indeseada necesidad… Y es como si todo me diese la vuelta. Un cambio en el que no entiendo de que lado estoy. Como si me hubiese invertido en torno a un eje ficticio, convertido así en mi propio negativo. Como si se me hubiese quedado la piel hacia adentro y fuese evidente todo mi interior.
Pero rápidamente todo se vuelve a mover… y todo lo que en principio me era realmente necesario, que había sentido como deseo innecesario, vuelve a su lugar pues eran, sin duda, deseos verdaderamente necesarios, y todo lo innecesario que había deseado, que se había convertido, de algún modo incomprensible, en viva necesidad, se vuelven a convertir, necesariamente, en deseos puramente innecesarios…
Y al final, la verdad, con tanto pasarme esa línea imaginaria, necesitando como deseo innecesario lo necesario, y tanto ir de un lado para otro, deseando con necesidad lo innecesario que deseo, me he quedado doblado como unos calcetines. Y he pasado con rápidos movimientos del tendedero al cajón, sin saber en que parte se esconde la puntera, y por donde me ha quedado el talón.
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"Brain Keyhole" de Billy Watts
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La vida personal es un secreto tan secreto que ni siquiera nosotros mismos tenemos del todo claro lo que llevamos dentro.
Rosa Montero
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Somos nuestro más íntimo desconocido. Somos esa sombra íntima que intuimos. La sombra de nuestro lado oscuro. La cara oculta de nuestra careta. Ese querido desconocido que es capaz de lo mejor y de lo peor, de lo increíble y de lo predecible, capaz de lo que admiramos y de lo que inevitablemente detestamos. Somos ese extraño que llevamos dentro y tememos saber de él. Ese que preferimos no encontrar en el ascensor, ese con el que evitamos toparnos en un callejón, pero ese mismo que nos acompaña entusiasmado contemplando un amanecer o abrazando a nuestro amor. El extraño que confiamos en que no aparezca en los mejores momentos, y que deseamos que nos rescate cuando todo anda mal. Somos... eso que ignoramos que somos... Y quien dice conocerse es porque prefiere no saber más, no saberse, prefiere no indagar y no hacerse preguntas, prefiere no bucear en la oscuridad; y finalmente esperamos y buscamos que los demás nos descubran nuestros porqués, que nos excaven en nuestro interior y que saquen de allí lo que puedan encontrar, que nos hagan de espejo y nos muestren lo que no nos vemos, que nos muestren la espalda de nuestra conciencia, la nuca de nuestros motivos, que nos resuelvan el problema de nuestras dudas, que despejen nuestras incógnitas de la ecuación que no entendemos, y que revuelvan en nuestro cubo de la basura, ese del que nos da miedo, y a veces asco, levantar la tapa... o nos recojan las más bellas flores del jardín de nuestros sentimientos. Pero, al fin y al cabo, somos todo lo que somos. Somos todo eso que nos preguntamos sin respuesta. Somos lo que nos sorprende. Somos nuestra mentira mejor dicha, nuestra verdad más callada. Somos hasta lo que nosotros mismos desconocemos que somos. Somos nuestro mejor secreto. Nuestro secreto mejor guardado... Somos el secreto que somos.
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Te lo confieso; sé leer sábanas. Sí… como lo oyes. Así como algunos lo hacen con los posos de las tazas de té, o como se hace con las palmas de la mano, con el tiempo, confieso, que he aprendido a leer las arrugas de las sábanas de la cama: Ese diario secreto que esculpimos con nuestro cuerpo por las noches, ese extraño e inconsciente jeroglífico que grabamos en tela, ese testimonio de nuestras horas de vida que pasamos en otro lugar en otro tiempo. Todo ese tiempo en que estamos físicamente juntos pero no estamos en ningún sitio... (¿Adonde vamos que siempre volvemos?) ...
Descifrar una sábana es fácil... Como todo es saber mirar. Donde y como mirar. Vemos sólo lo que sabemos ver. No ve el que no sabe buscar, no encuentra el que no sabe mirar, no entiende el que no quiere comprender. Pero es fácil y, aunque autodidacta, conozco el modo.
Mientras te duchas, leo la cama. Abro la ventana para que la luz oblicua del amanecer intensifique los signos, remarque con contraste de claroscuro los pliegues.
La cama se abre con el cuidado con que se abre un periódico con el café del desayuno. Como se abre un libro sin título en la portada. Como se abre la puerta de un desván. Se abre... con el mismo cuidado que una frase sincera con interrogación.
Descifro a escondidas tus rastros. Sé como hacerlo con precisión. Conozco los pasos y voy por partes, como si fuese una autopsia. Una autopsia en la que bajo la sábana no hay cadáver, sólo una sábana sobre la que un cuerpo ha resucitado.
Así, en la zona de los pies esculpes los desasosiegos del día anterior, las turbulencias de los estados de ánimo del ayer, los problemas que resolverías a patadas, todo lo molesto que rechazas, arrojas al suelo y pisas. Por eso miro por la ventana y sonrío, como el que entiende que algo va bien, cuando veo que, como casi siempre, no has movido los pies en toda la noche.
En la zona de las rodillas leo tus firmes decisiones, todo aquello por lo que no te arrodillarías y todo aquello por lo que serías altruistamente capaz de doblarlas. Tus pasos más firmes y tus tropiezos. Y donde también se reflejan las dudas, los miedos, la angustia… ese pánico que aveces hace que nos tiemblen las piernas.
A la altura de tus muslos y caderas descifro los húmedos vaivenes del deseo. El acompasado ritmo del placer, las vibraciones de la piel. El calor del instinto. Todo eso que se altera cuando te agarro por la cintura. Es ahí donde guardas la satisfacción y la gratificación del cuerpo, y es ahí donde se escriben los sueños jadeantes, la infidelidad de una fantasía salvaje, los romances efímeros que se desvanecen al amanecer.
En la zona de tu pecho interpreto tus sentimientos. Lo que te hace latir, lo que te hace palpitar. Lo que te hace respirar, lo que te corta la respiración. Lo que te hace sonreír, lo que te hace sollozar. Lo que te hace suspirar y lo que te ablanda el corazón. Ahí encuentro arrugas de cariño, arrugas hechas con amor. Arrugas de todo lo bueno que se agita en tu pecho.
En la almohada me vale con encontrar la huella de tu sonrisa. Esa simple curva por la que merece la pena vivir. Y más arriba están los huecos apagados de tus ojos, como un negativo de tu mirada, guardando el color para que más tarde tus ojos se confundan con el cielo.
Y por último, bajo la almohada estudio lo que han escrito tus manos. Interpreto tus sueños y espero encontrar que con un dedo hayas escrito en arrugas mi nombre.
Finalmente, paso la mano por tu escrito. Aliso con la mano la sábana. Borro la pizarra. Cierro el libro. Hago la cama.
Para cuando sales de la ducha, he borrado tus secretos, tienes el desayuno ya en la mesa. Las sábanas también han dejado arrugas en tu cara, pero no las quiero leer, y te sonrío como a una desconocida, como la primera vez, como si apenas te conociese. Tengo todo el día para saber de ti. Otro día para conocerte. Para descubrir a cada instante lo que mañana... leeré en las sábanas.
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"Suelo de Évora" ... foto nisu
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Por ilusión óptica, por el falso juego de la perspectiva, nos parece que dos líneas paralelas van a converger en un punto futuro, y entendemos esa visión como una imagen de confluencia, destino común y unión.
Pero... en el fondo sabemos, que más allá del momento, dos líneas que convergen se tocan en un punto y se transforman en divergentes; se separan, se alejan cada vez más y más... y esa falsa ilusión con perspectiva de unión se convierte en separación, alejamiento y distancia. Lo que insinuaba unión se convierte irremediablemente en cruce y alejamiento.
Sólo las líneas paralelas continúan siempre en la misma dirección... se podrá discurrir más alejado, sin verse, más cercano o casi formando una sola línea común... pero tan sólo lo paralelo permanece. Lo paralelo te acompaña.
Y es que superando falsas visiones, la complicidad, tal vez, consista, tan sólo, en vivir... en paralelo.
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Giovanni Nuvoli
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“Desde el borde justo de la muerte. Desde el dolor que inmoviliza, desde la desesperanza, desde la desesperación, la única opción que me mantiene vivo es conservar la libertad de la decisión de poder acabar con todo. Es duro, es un pensamiento oscuro, pero surge del único sitio del que puede surgir, surge de donde surge, surge del dolor y de la impotencia. /.../ Poder decidir es lo único a día de hoy que me mantiene vivo. ¡Qué saben los demás de lo que es sentirse como un perro! /.../ Lo peor de todo es que el cuerpo muera antes que yo. La mayor libertad que siento ahora es la libertad de poder accionar de algún modo “el interruptor”, ser yo mismo “el interruptor” antes de que la mala muerte decida por mí, antes de que mi no-vida se convierta en un asunto de ley, en un debate moral y periodístico o en un imperativo familiar. /.../ Uno se siente libre teniendo la posibilidad y sentirse libre es sentirse vivo, y yo quiero morir vivo.”
... Estas... seguramente... podrían ser las palabras de un enfermo terminal… Unas cuantas frases que resultan hasta poéticas. Un canto (fúnebre) a la Libertad del Individuo. Hay mucha poesía en torno a la muerte. Pero en la muerte y en palabras como estas, no hay nada poético… tan sólo hay dolor y desesperación… impotencia... y más aún si te dejan morir como un perro…
Y así lo refleja la dramática muerte de
Que nos viene a demostrar lo absurdo de un sistema que te dice que no eres libre para dejar de vivir, pero tienes la libertad para protestar por ello y morir de hambre y de sed.
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Sobre la noticia Juan Luis Seisdedos nos dice
Morir como un perro
Juan Luis Seisdedos
A los ocho años, mi perra boxer tuvo un cáncer. En apenas un par de meses no se sostenía de pie. Era un dolor verla. La llevé en brazos al veterinario. Este me explicó el proceso: primero se dormirá y luego se le parará el corazón y morirá. La escuché roncar antes de su muerte. A la salida de la clínica pensé: ojalá yo tenga una muerte tan dulce como la de ella.
Ahora leo esta noticia. Me horroriza y deprime. Me escandaliza. Giovanni Nuvoli, enfermo incurable, que vivía inmóvil conectado a un respirador artificial, se ha dejado morir de hambre y sed. No le ha sido concedida la gracia de la eutanasia. Nadie ha tenido valor para darle un sedante y desconectarle. Hasta intervino la policía para impedir su muerte.
Casos como el de Nuvoli se producen cada día en la civilizada Europa. El individuo no tiene derecho a decidir sobre su propia vida. Al parecer las razones de Estado o las razones de tal o cual iglesia están por encima de los seres humanos.
¿Dónde queda la compasión? ¿Dónde queda la caridad? ¿Dónde queda la humanidad?
Su mujer ha dicho que Nuvoli ha sufrido como un perro. Yo creo que todo ha sido mucho peor.
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Posiblemente, desde su crítico estado, con la decisión de su huelga de hambre Giovanni Nuvoli seguro que se sentía, al menos, libre para decidir… vivo para morir…
Pero como son las cosas… La vida está llena de casualidades… Y da la casualidad de que leo este texto en la playa… y a los cinco minutos estoy dando un paseo por la orilla… sol, calor en la piel, mar, brisa, cielo azul, el sonido de las olas, gritos de gaviotas, arena mojada, el brillo de la espuma… cosas sencillas de esas que te hacen sentir intensamente vivo… y a mi paso alcanzo a un chica voluntaria que arrastra una silla de ruedas de plástico adaptada para el baño en la que, a modo de carro, transporta a una persona de avanzada edad de cuerpo inmovilizado y cabeza inclinada… una cabeza viva sobre un cuerpo muerto… y pienso que disfruta como yo, o infinitas veces más, del sol, del calor en la piel, del mar, de la brisa, del cielo azul, del sonido de las olas, de los gritos de gaviotas, de la visión de la arena mojada y de la espuma… cosas sencillas de esas que hacen que te sientas totalmente vivo… La chica llega a la altura de dos chicos, me imagino que también voluntarios, se conocen, charlan, ríen… uno de ellos le hace gestos al anciano para ver si quiere bañarse… y la respuesta es un débil movimiento de cabeza que dice no… Entonces el chico corre, se mete en el agua… coge agua en el cuenco de sus manos, se acerca y le esparce el agua del mar por la cara y en los labios… y ese gesto habla mucho de lo que es la vida... de todo lo bueno que tiene esta vida... y es que…… joder… joder… joder… la vida es bella…
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Cristal de Nieve
foto nisu
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años
todos los años
quiero todos tus años
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Presentir es una forma de sentir la posibilidad; sentir ya, lo que de algún modo estamos seguros que podríamos sentir... es como, desde nuestro sillón, sentir el vértigo con tan sólo pensar en el abismo, tener el escalofrío pensando en la uña que chirría en la pizarra al romperse la tiza, creer en el jugoso fruto con tan sólo ver la flor o sentir la caricia sin tocar la piel... Por eso todos nuestros presentimientos deberían ser dulces, amables, cómodos, sutiles pero intensos... como puertas abiertas a nuestros mejores sentimientos; presentimientos llenos de ternura, llenos de aire límpio, sueños llenos de ilusiones... presentimientos que simplemente sean y den vida...
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Tan sólo soy
todo lo que deseo ser:
ese vivo reflejo
en el brillo de tus pupilas ...
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foto nisu
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Todos tenemos un paisaje
en nuestro interior ...
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foto nisu
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¿Cuánto horizonte?
¿Cuánto cielo y tierra puede caber en un corazón?
¿Cuánta luz? ¿Cuánta oscuridad?
¿Cuántas sombras?
¿Cuánto clamor?
¿Cuánto silencio hay en su palpitar?
¿Cuánto amanecer?
¿Cuánta noche puede contener? ...
¿Cuántos corazones caben en un solo corazón?
¿Cuánto amor? ¿Cuánta esperanza?
¿Cuánto odio? ¿Cuánta desolación?
¿Cuántas primaveras y veranos?
¿Cuántos otoños e inviernos puede albergar?
¿Cuánta compañía? ¿Cuánta soledad?
¿Cuántas flores? ¿Cuántas espinas?
¿Cuánto llanto? ¿Cuántas sonrisas?
¿Cuántos caminos y cuántos desvíos? ...
¿Cuántos laberintos hay en su interior?
¿Cuántos paraísos caben en él? ¿E infiernos?
¿Cuánto sol? ¿Cuántas tormentas?
¿Cuántas gotas de lluvia puede almacenar?
¿Cuánto calor? ¿Cuánto frío?
¿Cuánto desierto? ¿Cuánto oasis?
¿Cuánta calma? ¿Cuánta tempestad?
¿Cuánto bueno y cuánto malo?
¿Cuánto todo? ¿Cuánta nada? ...
¿Cuánto infinito cabe en nuestro corazón?
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.. foto nisu ...
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Ni en verdades premeditadas ni en mentiras consensuadas, ni en esas pegajosas tradiciones perpetuas, tampoco en realidades organizadas ni en farsas espontáneas… tan sólo creo en el estruendo de trinos histéricos que cada mañana nos anuncia el amanecer al otro lado de nuestra ventana, en el sabor natural de los yogures caseros, en los colores auténticos de las frutas, de todas las frutas, en el mar y el cielo reflejado en el cielo y el mar de tus ojos, creo en las distancias salvables, en la plenitud del vaso de agua fresca, en la sinceridad espontánea de las miradas sonrientes, en el respeto leal a los ciclos corporales, en la brisa nocturna que en silencio mece las cortinas, en la dulzura de tu piel golosa, en los buenos sentimientos de la buena gente de buenos sentimientos, en el calor íntimo de las caricias, en el caminar sereno hacía ninguna parte, en la amable textura de esas pieles que desprenden buenas vibraciones, en la sombra del sol del solsticio de verano, creo en los ocasos que prometen sobre las olas un nuevo día a tu lado, en el optimismo alegre del constante, creo en la armonía, en la lentitud, en la calma sobre la hierba, en los sagrados ritos propios y en las virtudes escondidas e ignoradas, en el viento sin vergüenza que se lleva lo malo, en las utopías que se convierten en besos en tus labios, en la comida en compañía y en las confidencias en los postres, en los presentimientos de los sentidos, en los gestos cómplices fuera de lo establecido, en los consejos inesperados de un desconocido, en los sueños sedosos de la siesta, en los pies descalzos sobre la arena de la bajamar, en la incertidumbre y la seguridad de las dudas, en las sorpresas cotidianas, en la inocencia mientras fiscalía no demuestre lo contrario, creo en todo lo auténtico de lo simple, en lo simplemente auténtico, en los aromas frágiles de los recuerdos, en las lágrimas que brotan del corazón, en la tormenta que tras el bochorno todos sabíamos que iba a llegar, en las nubes de simpatía que rodean al que nos resulta cercano, creo en casi todo lo que me habla de ti, creo en la cortesía en los modos, en una macedonia de buenas intenciones, en la humildad en el como, en la nostalgia sin melancolía, en los ideales imaginativos que saltan a mi alrededor, en la ironía suave y sutil que nos hace pensar, e ingenuamente creo en la ingenuidad, en todos esos instantes fugaces pero intensos, en lo interesante que se puede hallar en lo aburrido, en la gente agradable que se encuentra a mi lado, en los escalofríos inesperados, en el que escucha sin sentenciar, creo en las gotas de lluvia que caen sobre personas como tú… y en ti y en el poder de las flores…
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... foto nisu ...
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Camino en soledad
hasta que únicamente escucho
el sonido de mis pisadas.
Sé que me envuelve
y piso mi propio silencio.
Me detengo. Escucho.
Siento
que todo ese silencio
nace entre los golpes secos
de los latidos de mi corazón.
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Por mucho que nos digan que el futuro está atado, y bien atado... da mucho que pensar, ya que de ser así... lo será con uno de esos cordones de zapatos, finos, sedosos, tan perfectos, tan suaves que su propio roce deshace el nudo. De esos que a cada cuarenta pasos uno tiene, inevitablemente, que agacharse y volver a atar.
Una y otra vez.
Pero también, como no, están los sueños... y los sueños es mejor ni siquiera intentar atarlos.
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